martes, 2 de agosto de 2016

Juzgar y ser juzgado

Todos nosotros, en algún momento de nuestra vida, nos hemos sentido juzgados por alguien que, lo conozcamos o no, se cree con el suficiente conocimiento sobre nosotros mismos como para ser capaz de hablar por nosotros. Y de la misma manera, nosotros hemos hecho lo mismo con otras personas. Hoy quiero reflexionar un poco sobre esto.
Desde que era adolescente he sido consciente de muchas de las veces que me han juzgado, por vestir de determinada manera, por salir (o no salir) por determinados lugares, por mis gustos musicales, por mi peinado, mi físico, mi carácter, mi aspecto, mi humor, mis amistades... En muchas ocasiones el qué pensarán otros de mi no me preocupaba, pero en otras me ofendía, dolía, acomplejaba, hacía incluso que dejara de tener ganas de hacer cosas que me gustaban y motivaban.
Nunca he sido una persona con mucho autoestima y el sentirme juzgada no me ayudaba. Con el paso de los años he madurado un poco, he aprendido a quererme como soy y a tratar de mejorar aquello con lo que no me siento cómoda. Pero a pesar del tiempo, del camino recorrido, de las experiencias vividas y las lecciones aprendidas no siempre soy capaz de evitar que ciertas críticas me afecten.
Desde que soy madre me siento mucho más juzgada que antes. Porque no, no he recuperado la figura tras los partos, tengo estrías, más kilos de más de los que ya tenía antes de los embarazos, no tengo tiempo de maquillarme a diario, ir al gimnasio o la peluquería, ni de pintarme las uñas, ni de tener la casa tan limpia y ordenada como debería, o me gustaría. Oigo a la gente decir cosas sobre mi como que no he disfrutado de la vida por ser madre joven, o que mis hijos se comportan de forma que los suyos nunca harían. Hay quien a día de hoy, aun le sorprende que mis hijos no lleven el mismo apellido paterno, porque no, mis hijos no tienen el mismo padre biológico, pero ambos son mis hijos, y en lo que a mi marido y a mi respecta, ambos son nuestros hijos. Por si con eso no le doy a la gente suficientes motivos para juzgar u opinar cuando se acercan a hablar conmigo les doy más motivos aún. Si señores y señoras, Comino tiene 10 meses y toma teta, y lo seguirá haciendo hasta que él y yo decidamos, hacemos BLW, nos gusta portear (aunque eso no hace que usemos el carro en diversas ocasiones) practicamos colecho y el libre movimiento. Si, Curcuhuete tiene claro quién es su familia, juega a la consola, carga a su hermano en brazos, tiene opiniones propias, toma decisiones, es un niño inquieto. No somos perfectos, cometemos errores, perdemos la paciencia, discutimos, nos abrazamos (mucho, mucho) nos decimos que nos queremos, jugamos juntos, reímos juntos y si, de vez en cuando comemos comida rápida.
En esta vida, hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, siempre habrá quien se vea en la posición de juzgar que no es lo correcto. pero ¿quién decide qué es lo correcto? Pues tu mismo, ni más ni menos.
Os he contado toda esta historia para poder poneros en situación, ahora toca la batallita.
Creo que soy una persona tolerante, y aunque alguien me comente algo con lo que yo no estoy de acuerdo no pongo el grito en el cielo para tratar de llevarles a mi camino, por eso me sorprende tanto que cuando hablo con otras madres que no entienden la crianza igual que yo, y me exponen su forma de hacer las cosas no tarden ni medio segundo en rebatir mis decisiones, y traten de convencerme de que lo que hago son "tonterías", o es "absurdo", o es una "locura". Esas palabras son de las favoritas de los que me dicen que el colecho, el BLW, la lactancia materna más allá de los seis meses o la crianza con apego son modas o inventos modernos, que lo "normal" y lo "natural" son las cunas, las papillas y los biberones. No tengo nada en contra de estas cosas, de hecho las he utilizado, pero siempre he tenido las cosas claras al respecto, que son inventos útiles, pero no tan necesarios como nos hacen creer.
Hace poco hablaba con una madre que me decía que me estoy sacrificando mucho por darle teta a Comino, que si le diera biberones podría relajarme más y dormir tranquila. Yo he aprendido a a sentir y decir eso de "puede que tengas razón" cuando no tengo mucha relación con la persona que me dice su opinión al respecto, o cuando le conozco demasiado como para saber que en lugar de escucharme y debatir va a terminar ofendiéndome para asegurar su razón absoluta, pero en este caso le dije lo que pienso. ¿Acaso hay algo más cómodo que tener la comida siempre a punto y en su temperatura exacta? Sin tener que manchar nada, ni gastar luz o agua, ni preocuparme de ir a todas partes cargada. ¿Crees que no descansamos por la noche? Dormimos del tirón, cuando tiene hambre mama, no llora, no se despierta, no tengo que levantarme para prepararle leche o cogerle en brazos porque se sienta solo o desatendido. Además si algo le asusta, o le duele, solo tiene que acercarse a mi pecho, y no solo tendrá alimento, tendrá a su madre, su cariño, su abrazo, su calor. La lactancia no solo es comida, es mucho más. ¿Sabéis cual fue su respuesta? Me dijo que eso son cosas de hippies, que para algo hay tantos inventos para hacer las cosas más sencillas. Hasta ahí llegué, simplemente asentí y le dije "puede que tengas razón".
¿A dónde quiero llegar con todo esto? Que de la misma manera que a mi me entran los siete males cuando veo a un bebé de pocos meses chupando una galleta, o un helado, a otros parece ofenderles que mis hijos merienden fruta en lugar de bollos.
Llevo un tiempo tratando de juzgar menos a los demás, a veces comento cosas que me llaman la atención o me sorprenden, a veces me muerdo la lengua para no decir lo que pienso.
Me he propuesto a mi misma ofenderme menos y ofender menos, que de la misma manera que lo que me digan a mi puede ofenderme soy consciente de que al decir lo que pienso puedo ofender a los demás. Intentaré hacer buenos avances y poder ir contándolos por aquí. Al igual que aprovecharé mi rinconcito para desahogarme en determinados momentos.
Procuremos ser más tolerantes, juzgar menos y disfrutar más.
¡Hasta la próxima entrada!

4 comentarios:

  1. Hola Curcu, he leído tu post, y es muy interesante. Ponerle voz a las preocupaciones diarias que nos producen las opiniones de los demás. La maternidad, como el resto de los lados de la vida, siempre es un gran foco de atención para las personas que nos rodean. Todos tenemos una opinión, todos hemos vivido algo y siempre se quiere compartir con los demás. Algunas veces no medimos nuestras palabras, e intentamos convencer a los que nos rodean de que lo nuestro es lo válido. Mi barrio es el mejor, mi colegio es el mejor, mi experiencia es la mejor. Sin tener en cuenta a veces que es nuestra experiencia, y que no todos los vestidos nos caen a todos igual. Cada uno vive en su esfera y lo que es válido para uno puede no ser conveniente para otro.
    Siempre he pensado que la gente podría guardarse sus opiniones en un bolsillo y solo sacarlas cuando sean pedidas, pero eso es una utopía. Todos pecamos del mismo defecto. Damos nuestra opinión. Sinceramente si las opiniones son dadas por gente cercana siempre hay que pensar bien y pensar que lo dicen por nuestro bien. Que te ofrecen lo mejor que tienen, su experiencia, su sabiduría. No hay que enfadarse. Tampoco es necesario que tu les hagas ver tu postura, ya que sería un círculo vicioso del que al final es dificil salir sin pegar dos gritos y un portazo. Aunque ese portazo sea virtual o solo en la imaginación.
    Yo después de ser mamá, de ser esposa, amiga, hija, hermana, tia y trabajadora, de vivir casi "tarenta" años, he aprendido una cosa, que las cosas tienen la importancia qe tú quieres darle. Nada tiene importancia ni aunque te quieran herir, si tu estas segura de lo tuyo, nada puede dañarte si tu estás convencida, todo está sobrevalorado, nada es importante sino seguir respirando y vivir de acuerdo a tus valores. Y si no tienes valores a lo que creas que es lo más correcto en cada momento.
    También, esto ya es una opinión muy personal, con ciertos aspectos de la maternidad, se ha creado una corriente victimista para darse importancia a cosas que sinceramente no la tienen. A nadie le interesa cómo alimentas a tus hijos, no hay que revindicar la forma de educación ni la alimentación. Todo es natural, desde un chupete de caucho a una cama de barrotes, todo es la vida como cada uno quiera entenderlo. A veces nos sentimos atacados, y eso nos produce cierto placer, para poder devolver el ataque, para poder sentirnos importantes y justificar nuestras decisiones.
    Si perdiéramos todos menos el tiempo en mirar y valorar lo de los demás, tendríamos más tiempo para vivir y disfrutar o sufrir cada uno en lo nuestro. Todo puede hacernos sentir presión, pero sólo en la medida que se lo permitamos.
    Yo también me sentí atacada y ninguneada por la forma de alimentar a mis hijos, pero sinceramente, al final qué más da. Ahí están, creciendo, amándome y lo demás no tiene interés. Creo que si dejáramos de publicar todo lo que comemos, cómo dormimos etc, también normalizariamos las rutinas cotidianas evitando así las opiniones inapropiadas.

    Un beso, y espero no haberme extendido demasiado.

    Sé feliz

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Nuria, antes de nada gracias por inaugurar los comentarios de mi blog, ¡me ha hecho mucha ilusión!
      Estoy de acuerdo contigo en lo de la utopía, pero el problema lo encuentro en que, en ocasiones, las opiniones no se dan en forma de consejo o experiencia, sino que se dan como verdades absolutas y eso es lo que procuro evitar hacer y escuchar. Creo que todas y cada una de nostras como madres hacemos todo lo que hacemos pensando que será lo mejor que podamos aportarle a nuestros hijos, que le ponemos todo nuestro corazón y nuestro amor, por eso creo que cada decisión es válida y correcta, pero no es igual el escoger por ti mismo que pretender que otros hagan lo mismo que haces tu solo porque a ti te funcionó. Seguramente ganemos en calidad de vida si dejamos de preocuparnos por el qué pensarán, así que ¿porqué no? Vivamos y dejemos vivir, compartamos experiencias, aprendamos de ellas, disfrutemos de la vida, de la maternidad.
      Muchas veces cuando me siento (como tu bien has explicado) atacada miro a mis hijos a los ojos, veo cómo me miran, veo que para ellos soy importante, que me quieren como yo les quiero (o tal vez un poquito menos, ya sabes que el amor de una madre es infinito jeje) y veo que lo estoy haciendo bien. De la misma manera espero que todas las personas que alguna vez tengan dudas de si están haciendo lo correcto miren a sus hijos y vean el gran trabajo que están haciendo, escojan una opción u otra, porque como ya he comentado en la entrada, la única persona que puede saber que lo que está haciendo es lo correcto eres tu mismo.
      Muchas gracias por dejar tu opinión.
      Un abrazo y ¡seamos felices!

      Eliminar
  2. Es el deporte nacional, Curcumina ;) Fuck them all!!! Tu crías a tus hijos como te venga en gana, que para eso son tuyos. Y si algo es bueno o malo para ellos, lo decides tú, la madre hippy, no una tipa con complejo de consejera/psicóloga/moralista. Cuando te vengan así, sáltales que las opiniones son subjetivas por definición y punto, que entiendan lo que quieran entender. Que tú, si quieres consejos se los pides al médico. O a quién te salga de tu papo hippy XD hipster! que eres una hipster! X'D Ahora en serio: muchos besos guapa. Y que les fucken a todos, que tienes una family muy bonica ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me parto contigo Angy jaja eres una crack. Nunca me habían llamado hipster, me han llamado hippy, friki, muggle... Pero hipster? Jajaja
      Gracias maja!! Nos debemos una porción de tarta de queso sin canela ;)

      Eliminar